Por Jean Paul Joublan, asesor experto en frutales.
Cuando ya estamos en septiembre, existe consenso entre los especialistas de que buena parte de la zona frutícola del país, salvo algunas excepciones, vivirá una situación difícil durante la próxima primavera y verano producto de la sequía.
Esto llevará a que muchos productores, especialmente aquellos que trabajan con especies como nogales y manzanos, entre otras, vean comprometida de manera importante la productividad de sus huertos. Es más, si la situación llega a ser tan grave como algunos sugieren es posible que los efectos se extiendan incluso hasta las próximas temporadas.
Por lo mismo, es importante que todos aquellos productores que se encuentren en zonas con altos déficit hídricos o literalmente no cuentan con agua para riego comiencen a preparar sus huertos, a través de la realización de algunos manejos específicos. Si bien estos no impedirán que se produzcan daños en las plantas, ayudarán a suavizar en algo los efectos.
Las tareas inmediatas
En momentos en que las necesidades de agua por parte de las plantas son aún bajas es importante comenzar realizando un completo mantenimiento de todos los componentes del sistema de riego. La idea es que cuando este se requiera sea capaz proporcionar la máxima eficiencia en cuanto al uso de agua.
Para ello hay que comenzar haciendo una completa limpieza de los canales de regadío. Esto implica eliminar cualquier objeto que pueda obstaculizar el paso del agua y sellar cada punto sospechoso que pueda dar pie a una filtración.
Tan importante como lo anterior es llevar a cabo una revisión de los filtros, bombas y líneas del equipo que se tenga, con el fin de obtener un riego lo más homogéneo posible y evitar el sobre riego.
También es primordial contar con todas las herramientas que nos permitan, cuando llegue el momento, hacer un riego lo más eficiente posible. En ese contexto, me parece un buen momento para que los productores piensen en adquirir tecnologías como sensores, que les permitan monitorear de forma continua la humedad del suelo y las plantas.
Una de las formas más eficientes de guardar agua es almacenarla en el suelo. Así, una buena alternativa para todos aquellos productores que cuenten con agua disponible en estos momentos es comenzar con los riegos por estos días. Esto les permitirá alcanzar el máximo de humedad en el suelo para esta época y, con ello, empezar el periodo más difícil —que se dará desde noviembre en adelante— en una mejor condición.
Otra forma de ayudar a retener la humedad del suelo es aplicar mulch (plástico u orgánico) como paja de trigo, desechos de la industria olivícola o vitivinícola y cáscaras de nueces, entre otras cosas, en las hileras del huerto o en aquellos lugares donde se encuentren a las raíces de los árboles.
Paralelo a este trabajo, los productores deberían aplicar sustancias como bioestimulantes, aminoácidos (proteínas), extractos de algas o extractos provenientes de diversas plantas, las cuales beneficiarán el crecimiento y las respuestas por parte de las especies vegetales al estrés biótico y abiótico, fortaleciéndolas.
Medidas complementarias
En caso de que la situación en los próximos meses se torne más compleja, los productores deberían analizar la opción de llevar a cabo una o varias de las siguientes medidas:
-Riego Deficitario Controlado
Hoy es un buen momento para que los productores comiencen a familiarizarse con términos como el Riego Controlado Deficitario (RDC), una estrategia de aplicación de agua, basada en la idea de reducir los aportes hídricos en periodos fenológicos específicos, sin que esto tenga mayor impacto en la producción y calidad de la cosecha.
La idea es que los productores utilicen esta técnica totalmente informados, debido a que si los procedimientos de riego se llevan a cabo mal es muy probable que la planta termine muy dañada o hasta muera. Afortunadamente en Chille se han documentado experiencias de este tipo en diferentes especies, por lo que existe información respecto a los periodos fenológicos específicos en que se puede reducir el riego.
-Adelantar la caída de hojas
Otra alternativa, especialmente para las especies que se cosechan en diciembre y enero, es adelantar el proceso de caída de hojas de los árboles para febrero, con el fin de que estas entren al receso antes y, con ello, disminuyan su consumo de agua. Esto se logra generándole toxicidad a la planta a través del uso de algún micro o macronutriente y/o regulador de crecimiento.
-Realizar podas
Una buena opción —aunque solo debe ser considerada en casos extremos— es llevar a cabo podas, las cuales deben ir variando en su intensidad dependiendo de la gravedad de la situación. Así, por ejemplo, si el panorama no es tan grave, se puede partir eliminando unas cuantas ramas del árbol. Ahora, si la escasez de agua llega a un punto extremo, donde se pone en riesgo la vida de la planta, lo mejor será llevar a cabo una poda agresiva, en la que se elimine entre el 70% y 80% de su estructura.
Fuente: El Mercurio Campo